jueves, febrero 24, 2011

Hay que ser Guerrero en Xi´an para llegar a los Terracota

El tema del transporte en China me ha llevado en más de una ocasión a mover la pluma. Esta no es la excepción, ya que casi pierdo el avión por falta de un taxi que me llevara al aeropuerto.

Con tres horas de anticipación a mi vuelo, busqué un taxi para que me trasladara de la Pagoda del Ganso Salvaje, ubicada al sur de la ciudad de Xi´an, a la terminal aérea.

Durante más de una hora hice la parada a decenas, pero todos pasaban llenos y había mucha gente también esperándolos. Parecía que se habían puesto de acuerdo para tomar el transporte justo a esa hora.

Como el tiempo se extinguía, abordé un mototaxi para que me llevara al centro de la ciudad. Si no hubiera sido por su conductor, que se metía en el espacio más pequeño que dejaban los autos, se le atravesaba a los autobuses sin la menor precaución, y les aventaba la moto a los peatones, hubiera perdido el vuelo. Nunca le dije que llevaba prisa, esta es simplemente la forma en la que la mayoría de los chinos suele conducir.

En China, sus más de mil 300 millones de habitantes compiten todos los días por un asiento en el metro o autobús, un boleto de tren o avión, o un taxi.

Aunque Xi´an, la capital de la provincia de Shaanxi, que se ubica en el centro de China, no es una ciudad tan grande como Beijing o Shanghai, tiene serios problemas para movilizar a sus habitantes.

Un fin de semana en Xi´an no sólo bastó para sorprenderme de la grandeza de los Guerreros Terracota, sino también para observar las difíciles condiciones en las que sus habitantes tienen que movilizarse.

En las paradas de los autobuses se hacen larguísimas filas; a las afueras de la estación del ferrocarril decenas de personas se forman para entrar o comprar boletos, mientras que otras deambulan en lo que llega la hora de su partida, y en la terminal de autobuses reina un desorden que entorpece la circulación.

Foto: Gabriela Becerra

A esto hay que sumarle el tráfico en determinados puntos de la ciudad por la gran cantidad de autos que se han incorporado a la calles. No por nada, el año pasado China se convirtió en el mayor mercado de automóviles en el mundo, desplazando a Estados Unidos.

Incluso, el alto poder adquisitivo de sus habitantes, producto del sorprendente crecimiento económico, se refleja hasta en los modelos de autos que manejan.

BMW, Audi, Mercedes-Benz, Honda y Volkswagen son algunas de las marcas que circulan no sólo en Xi´an, sino en todas las ciudades chinas que he visitado.

Lo que a su vez ha desatado otro fenómeno social: la prepotencia de los conductores.

Dar la prioridad al peatón es una de las reglas básicas de la cultura vial, pero en China se aplica al revés, la gente se detiene para brindarle el paso a los automóviles.

En Xi´an, por ejemplo, cruzar las avenidas es toda una aventura, porque los carros en ningún momento se frenan, incluso aceleran para no dejar pasar a los peatones y a los ciclistas, quienes los torean poniendo en riesgo su vida.

¿Y para los turistas?

Y si movilizarse es Xi´an es difícil para los chinos, imaginen lo que es para un extranjero. Si el visitante decide ir por su cuenta y prescindir de los paquetes de las agencias turísticas, se las tiene que arreglar como pueda.

En la terminal de autobuses, sale uno que va al museo donde están los Guerreros Terracota. Pero en medio del caos, no existe ninguna señalización en inglés que indique donde se encuentra, todo está en caracteres chinos.


Foto: Gabriela Becerra

No faltó quien se aprovechara de mi incipiente manejo del mandarín e invitara a subirme en otro autobús. Al final encontré uno (el número 306) que por siete yuanes (como 15 pesos) me llevó al sitio histórico.

Pero eso no fue todo. Al salir del museo me acerqué a los taxistas para negociar mi traslado a la Pagoda del Ganso Salvaje, que se encontraba como a media hora.

Como siempre, buscaron sacar ventaja y al ver que el precio se me hacía excesivo, montaron una treta haciéndome creer que unas chinas iban para el mismo rumbo y dividiríamos el costo del viaje.

Al final, negocié un mejor precio con otro taxista. En ir sorteando las estafas que algunos chinos le hacen a los extranjeros se pierde mucho tiempo.

Aunque los Guerreros de Terracota en Xi´an son la razón por la que muchos turistas visitan China, me sorprende que no existan las condiciones necesarias para que puedan trasladarse de un lugar a otro sin tener que pasar por el caos, la confusión y el abuso.

Como turista padecí este ajetreo, sobre todo porque estuve a punto de perder mi vuelo, pero como periodista me gustó la experiencia, ya que sólo viajando como lo hacen los chinos se descubre la realidad que viven, y no la que nos quieren contar.


Foto: Gabriela Becerra

    
                

No hay comentarios:

Publicar un comentario