sábado, junio 11, 2011

Sin cinturita no hay paraíso

Además de los ojos rasgados, la delgadez es otra característica física con la que asociamos a los asiáticos, la cual se puede entender si consideramos su fisionomía y alimentación, basada en el arroz e ingesta de verduras, abundantes líquidos y porciones pequeñas de carne. Sin embargo, el factor socio-cultural es otro elemento que influye determinantemente en su constitución física. 


No me gusta generalizar, así que sólo compartiré mi experiencia sobre lo que he observado y conversado con mis compañeros chinos al respecto.

Vengo del país que ocupa el segundo lugar en obesidad a nivel mundial, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Estaba acostumbrada a ver talles bastante gruesos, así que al llegar a Beijing, la capital de China, sentí curiosidad por saber qué hacían las chicas para tener una “cinturita de avispa”. 

Más tarde, con la convivencia cotidiana, supe que no se lo debían al ejercicio ni a una sana alimentación, sino a que, literalmente, se mataban de hambre.

Tener unos kilos de más es algo que angustia realmente a las chinas. Desde la antigüedad, la delgadez ha sido considerada un valor estético. En las pinturas tradicionales, los niños eran dibujados gorditos y cachetones, los ancianos y hombres aparecían robustos, pero la silueta de las mujeres era siempre fina, menudita.

Este valor estético prevalece hasta hoy, incluso se ha acentuado porque los jóvenes son muy receptivos a las modas extranjeras. Por ejemplo, de Japón les ha llegado a las chicas la moda de vestirse como niñas.

En todos los grandes centros comerciales hay un piso donde se vende exclusivamente este tipo de ropa. La primera vez que lo recorrí pensé que estaba en el departamento de ropa para niños al ver los vestiditos con olanes, baberos y moños, pero descubrí mi error al ver el rostro de las maniquíes usando trajes de colegiala, entre inocentes y sexys


Foto: Gabriela Becerra

Foto: Gabriela Becerra


El querer vestirse como niñas genera, al mismo tiempo, el deseo de esculpir un cuerpo de niña: extremadamente delgado y sin curvas.


A diferencia de otras culturas, donde la belleza del cuerpo femenino radica en la exuberancia (senos y nalgas grandes, caderas amplias, y piernas fuertes y torneadas), en la cultura china la delgadez es lo más apreciado. ¡Qué importan las curvas cuando el talle es pequeño!

Foto: Gabriela Becerra


“Tanto a los hombres chinos como a los japoneses, en general a los hombres asiáticos, les gustan las mujeres con cuerpo de niñas. Los chinos nunca se fijan en las chicas con cuerpos rollizos, prefieren a las delgadas y jovencitas”, me comentó alguna vez Ban Yunyi, mi compañera de trabajo.


Esta es una de las razones por la que las chinas desean tener una silueta estilizada. Ser delgada va más allá del verse o sentirse lindas, es un factor social de mucho peso, porque implica cumplir con el estándar de belleza china para poder conseguir una pareja y, más tarde, formar una familia, y en China la familia lo es todo, social, cultural y laboralmente hablando.

Desafortunadamente, este afán por conseguir una silueta extremadamente delgada puede llevar a otros desórdenes alimenticios graves como la bulimia y la anorexia.  Conozco el caso de una china que padece la primera, y aunque es linda y muy esbelta está peleada con su imagen.

No es la única que al mirarse al espejo desearía ver algo diferente. Por su fisionomía, muchas chinas tienen el rostro redondo, pero ellas consideran que esto se debe a que tienen sobrepeso, así que se someten a dietas estrictas con la falsa idea de que el contorno de su cara se transformará. Como esto nunca sucede, su frustración aumenta. Recuerdo que una de mis colegas me dijo alguna vez: “Me gustaría que mi cara fuera del tamaño de mi mano”.

No sólo es el cuerpo y la apariencia de niñas lo que ellas desean tener y algunos hombres buscan, sino también una mentalidad y actitud infantil, aniñada y consentida.

He observado cómo las jóvenes gustan de los muñecos de peluche, de los moños en la cabeza y los vestiditos con diseños y dibujos infantiles, del caminar y correr con pasos pequeñitos porque lo consideran más femenino, de comportarse serias, tiernas y recatadas, pero al mismo tiempo traviesas y berrinchudas, porque ellas mismas refieren que así las prefieren los chicos.

Debo comentar que la obsesión por estar delgado no es propia de las mujeres. He conocido a chicos que también se someten a dietas rígidas al sentirse “gordos”.

A diferencia del concepto de belleza masculina que se tiene en Occidente, para ellos no es importante lucir fuerte y musculoso, optan, como las chicas, simplemente por estar delgados.

Los extremos son peligrosos. Someterse a dietas estrictas sin la supervisión de un nutriólogo y sólo por cumplir con un estándar de belleza pone en grave riesgo la salud, como también el comer sin control. Ahí está el caso de México, donde la obesidad se ha convertido en un problema de salud pública, al grado de que el gobierno ha tenido que realizar campañas para invitar a los mexicanos a bajarle a la comida chatarra y hacer ejercicio.

Ahora sí que como dicen en mi pueblo: “Ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre”. No hay nada como una dieta equilibrada y una buena dosis de ejercicio.




1 comentario:

  1. Que padre que se hable tan bien de un tema que del cual al ir leyendo te lo vas imaginando y vas cayendo en cuenta que es cierto. Las peliculas asi te lo muestran. e infinidad de imagenes que puedes encontrar, es moda y es calvario. FELICIDADES mamita

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