Desde que llegué a China, hace más de dos años y medio, tenía la
curiosidad de saber cómo se celebraban las bodas. En menos de un mes me invitaron a dos.
Sabía que ya no
eran tan tradicionales como antes, pero nunca imaginé que incorporaran tantos
elementos occidentales y cristianos, ni que el objetivo fuera realizar un
evento parecido a un show de televisión, donde paradójicamente el amor entre
pareja no es el protagonista, como sí lo son las apariencias y el capricho de
los padres. Explico por qué.
En China existe
una gran presión social en muchos aspectos de la vida personal, uno de ellos es
el matrimonio.
Después de que los
jóvenes terminan la universidad y se incorporan al campo laboral, los padres comienzan
a insistir para que busquen pareja, se casen y tengan hijos, de preferencia
antes de los 30 años.
Debo mencionar que
la pareja tiene que ser previamente aprobada por los progenitores. Y como ellos
tienen la última palabra, algunos jóvenes optan por delegarles la búsqueda de
sus futuros espos@s (en otra entrada hablaré de este tema)
La mayoría de los
jóvenes terminan casándose con alguien a quien no aman para darles gusto a sus
padres, ya sea por obediencia, temor social o tradición. Hay que recordar que
en China la familia, sobre todo los padres, son profundamente respetados.
Por eso, la
mayoría de las bodas son organizadas y pagadas por los padres. Son ellos los
que se lucen ese día, los que se felicitan por haber unido a sus hijos en
matrimonio.
Las dos bodas
chinas a las que asistí me parecieron un espectáculo, casi un show de
televisión, donde no se permiten las improvisaciones. Tan es así que en la
invitación estaba la secuencia de los actos que tendrían lugar, como “el
intercambio de regalos” y “el brindis”.
La primera boda a
la que asistí me dejó boquiabierta por su gran organización, parecía una
ceremonia de entrega de premios TV y Novelas o algo así, había camarógrafos y
fotógrafos por todas partes.
La ceremonia
inició con un video donde se narraba la historia de amor de los novios. Quitándole
lo cursi, el video técnica y narrativamente estaba muy bien hecho, tenía
calidad cinematográfica.
Y si de show se
trata, los novios son los que ponen el ejemplo porque preparan un número
artístico para entretener a sus invitados.
Aunque de la religión
cristiana se conoce muy poco en China, es increíble cómo se han adoptado
algunos elementos del rito matrimonial, ya sea por moda, por imitación de
algunas telenovelas, o por admiración a la cultura occidental, a la que desean
parecerse cada vez más.
Actualmente, las
chicas se casan con vestido blanco y largo. Y el novio lleva un traje negro.
Recuerdo que uno
de los momentos más álgidos de ambas celebraciones fue cuando la novia entró al
salón de fiestas tomada del brazo de su padre, y comenzó a caminar lentamente
por una larga pasarela, como si entrara a la iglesia. En el otro extremo, el
novio la esperaba con un ramo de flores. La marcha nupcial se escuchaba de
fondo.
Una vez que el
padre “entregó” a su hija, la pareja se hizo algunas promesas parecidas a las del
rito católico, como “prometo serte fiel” y “amarte hasta la muerte”. Después se
dieron los anillos y algunos obsequios. En lugar de un sacerdote, toda la
celebración fue presidida por el maestro de ceremonias del salón de fiestas.
Quizá la única
ceremonia de tradición china fue cuando los novios ofrecieron a sus padres una
taza de té en muestra de agradecimiento. Lo mismo hicieron con los suegros, a
quienes prometieron cuidar y obedecer, como si fueran sus propios padres.
Foto tomada de Internet |
Otro de los elementos
que le dio un toque chino a las bodas es que, de los tres cambios de ropa que
hace la novia, uno de ellos es para lucir el qi pao, un vestido tradicional ajustado
a la silueta, que se usa en color rojo cuando se porta como traje de novia.
Foto tomada de Internet |
A la fiesta no se
acostumbra llevar regalo, pero sí dinero en un sobre rojo llamado hongbao, cuya cantidad varía
dependiendo de la cercanía que tengas con los novios.
Foto tomada de Internet |
A diferencia de
las bodas mexicanas, en donde los invitados sacan del clóset sus mejores ropas,
incluso algunos se las compran exclusivamente para la ocasión, en las chinas se
va hasta en short, ropa deportiva y sandalias.
En el norte de
China, las bodas se celebran por la mañana. A las que asistí comenzaron a las
diez y terminaron tres horas después.
Una característica
de los eventos sociales chinos es que todo está acomodado para que suceda de
cierta manera. No hay espacio para la espontaneidad, el desorden, la fiesta y
la alegría desbordada.
En eso han
coincidido mis colegas latinoamericanos, acostumbrados al descontrol festivo, a
las bodas maratónicas que terminan al
amanecer.
En ambas bodas nos
ha pasado lo mismo. Después de varios brindis, justo cuando se alcanza la
alegría que da cualquier bebida alcohólica, cuando tu inconsciente espera que
la música comience a sonar y tu cuerpo está listo para danzar al ritmo que le
toquen, los chinos se despiden y abandonan el salón. Lo peor de todo, es que a
esa hora, la una de la tarde, no hay a donde seguir la fiesta.
Debo confesar que
me ha decepcionado cómo se festejan las bodas en China, quizá porque esperaba
encontrar algo más tradicional o, por lo menos, la alegría de compartir el amor
que se tienen dos personas, pero me topé con las apariencias, el
acartonamiento, el espectáculo y la adoración e imitación por todo lo que tiene
que ver con la cultura occidental.
Querida Gabri,
ResponderEliminarMe encanta leyer a tu blog!
Continue nos informando acerca de esta cultura tan distante cuanto interesante!
Besos
hola Gabriela
ResponderEliminarNo deja de ser interesante, como haces sus bodas, aquí en Oaxaca en muchas de nuestras comunidades las bodas tradicionales duran hasta tres días y si hay lana octava, en fin muy interesante, pero si no deja de decepcionar no poder seguir la fiesta. gracias por compartir
Alejandro arellano